Acción Social




La Demanda de ser Referentes Válidos y la Esperanza de una Transformación


En el año 2011 hemos sido testigos en diversos lugares del mundo de lo que se ha dado en llamar “estallidos sociales”. Se han presentado como la voz del ciudadano común, como la voz de la calle. Ha sido la marca de ese año y ha llegado a nuestro país con las diferentes movilizaciones masivas de distinto carácter que hemos visto desarrollarse, como las protestas por el gas en Magallanes, o las manifestaciones en contra del proyecto Hidroaysén y hoy por las marchas estudiantiles en sus distintas expresiones, a las que se han ido sumando otros grupos sociales, dándole así al movimiento, un carácter social cuya realidad es cada vez más transversal.

Claramente es un estallido de protesta dirigido especialmente hacia el liderazgo político y gubernamental del país, generado por una inconformidad respecto a la igualdad de oportunidades, la inequidad y el manejo mercantilista de un modelo neo liberal que especialmente en el contexto del sistema educativo está ahogando a las familias de menores ingresos y a una clase media que no tiene a quien recurrir cuando se trata de defender sus derechos y aspiraciones. Los números y estadísticas son fácilmente comprobables en todos los aspectos. Existen suficientes documentos de investigaciones en lo educacional, en lo económico y en los más diversos campos de la realidad nacional. También es posible comparar estos aspectos con el desarrollo de otros países y sacar conclusiones. Lo mismo se puede hacer al analizar documentos respecto de la carga tributaria de nuestro país en relación con la carga de otras naciones. Información en cuanto a la distribución de la riqueza está disponible para cualquiera y es otro tema que está generando frustración e impotencia en muchas personas por la sensación que se tiene al comprobar que otros están prosperando de una manera exagerada y la mayoría no prospera. Esto es una bomba de tiempo que en algún momento va a estallar.

En este orden de cosas ¿Qué conocimiento real tiene la iglesia respecto a lo que está aconteciendo? ¿Qué tiene la iglesia para decir? ¿Somos una iglesia informada? He escuchado personas cristianas hablando y opinando en diversos temas dejando en evidencia su profunda ignorancia respecto a conceptos básicos, no solo desde una observación académica sino que respecto de conceptos básicos acerca de lo que es el Reino de Dios. Parece desconocerse que hace más de un siglo se estableció una separación clara y necesaria entre la iglesia y el estado. Cada vez que la iglesia se comprometió con los poderes económicos y políticos se corrompió irremediablemente. Hay algunos que hablan de rebelión a la autoridad y por otro lado otros que hablan de la legitimidad de protestar y marchar por reivindicaciones sociales. ¿Qué haría Jesús si este hubiera sido su tiempo? Si llegáramos a una conclusión de lo que habría hecho Jesús, tendríamos una respuesta certera de qué sería lo que la iglesia debería hacer en Su lugar.

Sin embargo me surgen otras preguntas cuando observo la actitud de algunos que sienten que deben levantarse como autoridad moral frente a la sociedad en que estamos viviendo. Me pregunto ¿ha habido debate al interior de la iglesia respecto a sus propias problemáticas? El terremoto dejó en evidencia la pobreza de la iglesia en cuanto a su coherencia con los valores de la Palabra de Dios ¿cómo es que sucedió eso? ¿ha habido un lugar en donde se ha podido reflexionar respecto a la falta de santidad en los ministros y por ende en los miembros de las respectivas congregaciones? ¿ha habido libertad para hablar estas cosas? ¿ha habido la urgencia de pedir perdón delante de Dios respecto a estas cosas? ¿ha habido un verdadero quebrantamiento de la iglesia al ver la condición de nuestra patria? ¿hay una actitud de juicio contra los no creyentes o una actitud de compasión y ayuda? Si algo molestó profundamente a Jesús no fue el poder político ni el poder económico, sino el poder religioso en manos de algunos que se decían ser y no lo eran.

Para debatir es necesario un deseo profundo de evaluar lo que se ha hecho y como se ha hecho, un deseo de reconocer los errores propios y querer corregirlos y la verdad no he visto esos deseos. Para que se generen cambios, las respuestas a las preguntas deben ser claras porque verdaderamente Dios va a intervenir a todo nivel. La iglesia necesita evaluar lo que ha hecho y cuan coherente ha sido con el llamado del Señor, porque se hace necesario una profunda reforma que debe partir con un íntimo anhelo por más de Dios y más de Su poder y gracia para este tiempo, para ser un buen testigo del evangelio del Reino de Dios hoy, para ser un obrero aprobado y que traza bien la palabra de verdad, con coherencia y testimonio de vida.

Muchas verdades importantes deben ser revisadas, demandas pendientes como la unidad de la iglesia, requieren de un análisis completo despojado de intereses personales. Errores deben ser corregidos, como considerar que los dones pueden ser ejercidos de manera independiente de la santidad, sin entender que son un complemento virtuoso para un ministro y deben funcionar en un perfecto y saludable balance.

Los más grandes avivamientos y esto lo pueden avalar los historiadores, se han producido en tiempos de profundas crisis sociales. Uno de los últimos movimientos espirituales experimentados en nuestra nación y que incluso tocó a la Iglesia Católica Apostólica y Romana surgió en medio de una crisis profunda de la democracia y en presencia de cambios en todo el mundo. La revuelta estudiantil en Francia o revolución de mayo, el feminismo, el movimiento hippie, el concilio vaticano II. Todos hechos notables que marcaron esos años y generaron cambios para bien o para mal. Por eso es que hay que poner atención a lo que está sucediendo en nuestro país y otros lugares de la tierra. Debemos ser entendidos en los tiempos.

Un tiempo de crisis también es un tiempo de definiciones y de oportunidades. Los cambios no se producen porque encontramos que sería una buena idea hacerlos, sino porque hemos tomado posiciones radicales frente a la inconsecuencia, la injusticia y la falta de integridad. Un evangelio light como muchos están viviendo hoy tiene sus días contados, viene el tiempo de los profundos compromisos. Así como están las cosas nadie estará dispuesto a tomar decisiones que afecten la vida personal y la del entorno cercano, nadie estará dispuesto a dejarlo todo o renunciar a todo para obedecer la voz de Dios. Por eso, un avivamiento es una oportunidad para tener el necesario poder para decidir en fe a pesar de las circunstancias. Perder ya no será una pena sino un gran privilegio y sino ¿Quién irá a las naciones? ¿quién llevará la antorcha del avivamiento más allá de nuestras fronteras? ¿quién verá el cumplimiento de lo profetizado por Dios? La generación que salió de Egipto murió toda en el desierto por no tener la actitud correcta a pesar de haber recibido promesas maravillosas. Solo dos entraron junto con la nueva generación a conquistar la tierra prometida y vieron con sus ojos el cumplimiento de lo dicho por Dios. Dios quiere que seamos referentes válidos para una sociedad que lo necesita urgentemente. Mi impresión es que en general, no lo estamos siendo, aunque siempre habrá una manada pequeña, que será la reserva espiritual de nuestra querida nación.

Nuestras armas no son carnales, sino espirituales, diseñadas para derribar fortalezas y todo argumento que se levante contra los principios de Dios. Por eso, oremos, volvamos a amar la Palabra, reflexionemos acerca de nuestros caminos, pidamos perdón y quebrantémonos delante de Dios. Permitamos al Espíritu Santo moverse con libertad, sin tratar de controlarlo. Nuestro arrepentimiento personal y en nombre de nuestra nación producirá un efecto mucho mayor que cualquier otro instrumento de disuasión, hagamos los cambios debidos y reformemos lo que sea necesario y volvámonos al Señor de todo corazón. Entonces veremos el gran movimiento espiritual que estamos esperando, no antes.

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